lunes, 19 de agosto de 2013

A mí sí me interesa saber cuál es la casa con el frente más angosto de Buenos Aires, o por qué se deja un tarro de agua sobre la estufa; no sos la única que le gustan los bares y restaurantes “de viejo”, ni la única a la que le gustan las cajitas viejas de fósforos o los juegos de ingenio. Yo soy un poco de esas cosas también, me interesa. Nada de lo que hayas dicho me pareció una nimiedad, a pesar de mi gran poder de distracción al escuchar. Pero sí sos la única que usa odiosas poleras, la única que logró que me guste una canción de un género que jamás escucharía, la única que me cocinó a la luz de las velas, la única a la que le hubiera hecho una casa de chocolate, algún día, si es que se vislumbraba un poquito de futuro juntas. Con un poco más de tiempo, también hubieras logrado que me gustaran las cosas orientales.

No pensé que me ibas a gustar así, de hecho pensé erróneamente que podía controlar y enjaular mis sentimientos. Te juro que me cerré herméticamente porque no pensé que me ibas a dar tanta bola, y venía de sufrir bastante. No quería darte ese privilegio de pensarte por largos ratos, de ocupar mis sueños, de retratarte vagamente en mi mente; ojalá me hubiera contenido ante la idea de querer cederte el terreno que sentía vacío en mi interior. Estaba siendo indiferente en parte porque así lo quería, pero se me terminó escapando por algún hueco un deseo irreprimible de querer quererte; así como también creo que le erré al actuar y todo tomó un camino irreversible y lo único que me queda es arrastrar cierta culpa. Soy propensa a ser bastante sentimental y frágil, por eso suelo mostrar una coraza de hielo, cuando en realidad por dentro soy más cálida que la primavera. No quiero apabullarte, no quiero serte una molestia ya. Soy medio tarada, a veces es necesario que me peguen una piña. Mis errores tal vez no sean justificables, pero ya estoy yo para sentirme mal por ellos, y procuro mejorar diariamente. Siento desazón. Siento algo así como un par de patadas en el pecho, y me lo merezco después de todo.

En este momento tengo la imperiosa necesidad de verte, y de demostraste que quizá no me da tanta vergüenza caminar de la mano con otra chica por la calle (con vos obviamente). Pero no sé bien cuál es el límite adecuado de la insistencia como para no llegar a ser pesada, o debo ser perseverante  aún mientras así lo dicten mis sentimientos, no sé. Me parece un absurdo error que nos niegues un tiempo más para conocernos más y aprovecharlo mejor. Capaz ya te aburrió mi juego de compartir la canción que marca nuestro día a día. 

Sunlight Factory - The Long Goodbye: (no hay video en yt, lo podés escuchar igual)
http://www.stereomood.com/song/77857

Asaf Avidan - Different Pulses:



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